martes, 24 de marzo de 2020

Sobre el aislamiento. Salud mental.


CUIDA TU SALUD MENTAL
EL AISLAMIENTO
El aislamiento es definido desde el psicoanálisis como un mecanismo de defensa ante la neurosis obsesiva. Consiste en aislar una manera determinada de comportarse, un pensamiento, una idea, una relación o cualquier conexión en el pensamiento que se vive como peligrosa y de miedos infundados. 

En los casos más graves se llega a la ruptura de la realidad y del desenvolvimiento normal del individuo en su vida diaria. Los tipos de aislamientos y sus manifestaciones van desde las pausas en el pensamiento, fórmulas hechas, rituales(físicos o imaginarios), todo ello para que produzca una ruptura en la sucesión temporal de los pensamientos o actos.
Un tipo de aislamiento sería el de tipo afectivo. El individuo afronta conflictos emocionales, ante amenazas internas o externas, separando las ideas de los pensamientos que van trasladando por asociatividad a su contenido, acción y forma. Se hace una separación general de lo afectivo con lo cognoscitivo, aunque en el pensar siempre haya una serie de traza o estela de esa afectividad de la que se pretende huir o maquillar a toda costa. Se podría decir que al pensar, idear, asociar o relacionar lo afectivo en algo distinto siempre tendrá parte nuclear de lo afectivo; y que al amar, se amará y se pensará sobre lo que se ama como una parte de lo amado. 

Hay que cuidar nuestra salud mental ante este tipo de aislamiento y ante el aislarse en sí y nuestra dificultad para relacionarnos con los demás, de manera general. Porque, de algunos de ellos se derivan o se relacionan otros tipos de aislamiento que nos afectan en nuestra vida diaria y crecen en magnitud. Por ejemplo: el aislamiento social.

Como especie, somos seres sociales. Y el tipo de aislamiento social puede ser por parte de una persona con el mundo y su entorno, o que la sociedad lo excluya por determinados comportamientos censurados y excluyentes entre sí. Generalmente, y cada caso es un caso, se dan en personas con carácter problemáticos en la vida social en común; a otros hechos derivados, como la dificultad para hacer amigos; rasgos decrecientes de su personalidad, como la timidez. Todo esto trae a nuestra consciencia sentimientos y sensaciones de aislamiento. 
Este tipo de personas suelen tener un sentimiento de valoración muy bajo. Se infravaloran. Aparecen en ellos con mucha facilidad un sentimiento de inferioridad ante los demás; son tímidas o temerosas a actos en público o en privado ante un grupo pequeño de personas e incluso en sus relaciones de pareja. 

Poseen baja autoestima.

Sus pensamientos siempre van en la misma dirección: no gusto a los demás, no soy lo suficientemente bueno, no destaco, no lo conseguiré, no soy apto, no pudo hacerlo, y todo ello abocado a una carencia de algo que los otros, en su pensamiento, sí tienen y en su justa medida o en exceso, por comparación consigo mismo. 

Todo esto le lleva a la persona a alejarse de manera involuntaria. Suelen ser juicios negativos sobre su persona, e inconscientemente dirigidos a autoexcluirse, retrotraerse y quedarse en la más absoluta soledad posible o con un grupo de personas que lo aceptan tal y como es y no dejan en “evidencia” sus “sentimientos de inferioridad e infravaloración”. Esto le lleva a quedarse en su zona de confort y no sociabilizar con los demás. Derivado de un juicio, que en rasgos generales, suele ser subjetivo con su zona de confort y las personas de su entorno más cercanos que les acepten: la familia, amigos del mismo rasgo de personalidad y caracteres. 

Todo esto se puede dar en cualquier etapa de la vida. Desde la niñez, hasta la vejez. Cualquier etapa de su vida puede verse afectada. Aquí, hay que hacer una distinción: están los que son tímidos, retraídos, o con tendencia a aislarse porque son así y los que se aíslan por un hecho traumático. Condiciones de abusos en la infancia, condiciones de crianza anormales, haber sufrido maltrato de algún tipo: bullying, acoso moral, ciberacoso, malostratos, hechos muy traumáticos que no se han podido superar. Además, estaría la sobreprotección de los padres como timidez de carácter que le impidió relacionarse con gente de su edad. 
Hay que destacar que la timidez de personalidad también puede venir subyacentes de un accidente médico o de cualquier minusvalía o incapacidad física, mental o psicológica. Algo que les imposibilite salir, relacionarse con los demás de manera sana y tolerante, obligándoles a apartarse de los demás y de las actividades normales que vengan desempeñando: trabajar, salir, practicar deporte.  Este tipo de personas que se aíslan por un problema médico derivado del nacimiento o de un accidente, desarrollan este tipo de problemas psicológicos, de comportamiento y determinados trastornos de personalidad por su incapacidad para llevar a cabo una vida sana y de plenitud. 

Y es que el aislamiento social se vive como una fuerza que no te permite ir más allá de unas posibilidades que de ser reales por una incapacidad física no puedes realizar, y las que son de carácter y de personalidad sin traumas, porque son así. Los traumáticos también lo vivirían y se podría considerar como un tipo de incapacidad psicológica al respecto que, lejos de ser una evidencia física por algún tipo de accidente médico o nacimiento, lo han vivido por heridas emocionales y psicológicas que no han sanado. 

En algún momento de nuestras  vidas hemos sentido la necesidad de estar solos. De tener nuestro espacio, de vivir al margen durante una temporada, y nos alejamos en consecuencia de quiénes nos rodean. Es algo totalmente normal.
El problema viene cuando todo se traslada a la vida normal y se hace un hábito, más que algo puntual y de cierto interés personal. Cuando dejamos de mantener todo tipo de relación con el exterior es cuando debemos de empezar a preocuparnos si se hace de manera ilimitada.


Esa situación merece nuestra atención. Ya que estamos ante un estado de aislamiento social. 

Porque, aquí viene una palabra que levanta asperezas: depresión. Este tipo de personas, también se aíslan de manera involuntaria aunque lo hagan de forma voluntaria, debido, a una enfermedad psicológica y mental. 

Esta enfermedad imposibilita la relación normal con los otros, y hace, que los sentimientos de infravaloración, timidez, pena, nostalgia y sensación de aislamiento sea visto como algo “normal”. La falta de seguridad y de autoestima, que la tienen muy baja, hacen que se aíslen y no puedan superar las condiciones de barrera de su aislamiento.  Además, de acercarse o verse seducidos por personajes con trastornos mentales similares al suyo o que sufran estas condiciones de aislamiento.

 Desarrollan problemas de aprendizaje, problemas de relaciones sociales, problemas de atención, y en la toma de decisiones. Tanto los que padecen y sufren la depresión, como los que se aíslan por incapacidades físicas y mentales de un accidente o por nacimiento a nivel médico, como los que son así de personalidad por traumas en la infancia o por traumas en el desarrollo de su vida diaria. 

Esto se debe a que nuestro cerebro necesita los estímulos adecuados del entorno. Si no los recibe, cae en una curva decreciente que facilita la depresión, además de nuestra autoestima. Es muy fácil, de esta manera verse envuelto en una situación de aislamiento social. 

Los consejos para salir de esta situación, en el caso de que no sea necesaria la ayuda de un profesional, son reanudar o activar los círculos sociales en los que la persona se sienta cómoda y de manera gratificante para su ánimo. Es básico el abrirse a nuevas experiencias, salir de la zona de confort, tener gente adecuada, que te pongas metas, situaciones nuevas y que experimentes la soledad de manera esporádica si no puedes evitarlo. 

Experiencias que obliguen a salir de casa, a interaccionar con otras personas y que rompan ese aislamiento social, a pesar de que los principios sean complicados. Puede parecer complicado al principio y que resulte difícil o que no haya ningún tipo de estímulo; sin embargo, cuando salgas de la zona de confort y rompas ese aislamiento te sentirás mejor contigo mismo y con lo que te rodea. Si eres tímido, estás en depresión o eres también antisocial, la baja autoestima y la depresión o estos rasgos de carácter y personalidad te harán sentir mal, pero es parte de un proceso que ayuda a romper el confinamiento del aislamiento social. 

El aislamiento social es un círculo vicioso de aislarse y no salir de todo aquello que nos aisla de la sociedad y de relacionarnos con nuestros semejantes. Querrás evitar el contacto, el estar solo te hará sentir mejor, pero es un proceso tóxico que te evita de hacer que salgas de ese aislamiento. 

Ese tipo de aislamiento social puede ser la motivación de algo más profundo en nuestra personalidad. Hay que indagar para saberlo de una manera más clara. Para disfrutar de tu vida y ser feliz. Todos nosotros tenemos la necesidad social de interactuar y relacionarnos con los demás. Averígualo: ¿me aislo por timidez? ¿por vergüenza? ¿por inseguridad? ¿por una discapacidad  física o mental? Todo ello es fruto de los pensamientos que están haciéndose en nuestra mente, además de experiencias pasadas que hemos vivido y que nos hemos creído como irrefutables. 

Otra variante sería la tecnología en el aislamiento. La tecnología facilita el aislamiento extremo ya que la barrera con el otro se difumina y aparece el elemento tecnológico. Gracias a todo ello, el aislamiento social se puede producir para casi todo: comprar, ver una película, salir de casa, ir a un concierto… se puede hacer todo a golpe de click.

Pero todo esto no es positivo. La tecnología se puede usar adecuadamente, pero su magnitud nos ha hecho que nos aislamos de una manera colectiva. Además de radicalizarse en los tipos de personas que se aíslan de manera natural. 
El aislamiento social deja de lado al mundo y a los otros. Es una manera de desconectar para algunos no de manera temporal, sino de una manera generalizada como entender la vida y vivir sus vidas de ese modo. No quieren relacionarse, no se relación con el otro, evitan situaciones que les lleven a relacionarse más. 

Tienen miedo de presentarse al otro; se deprimen, y dejan de lado todo aquello que les posibilite una mejor calidad de vida. 

Así pues, evitar el aislamiento social de manera generalizada en nuestras vidas es una manera saludable de vivir. Cuida tu salud mental con hábitos, prácticas y metodologías que eviten el aislamiento social o lo reduzcan todo lo posible. 

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