Especial autores.
Nombre: H.P Lovecraft.
Fecha de nacimiento: 20 de agosto del 1890.
Fallecimiento: 15 de marzo del 1937.
Actividad: Autor de cuentos y novelas cortas tales
como “La llamada de Cthulhu(1926)”, “El color que cayó del cielo”(1927), “En
las montañas de la locura”(1936), “Dagon”(1919), “El Horror de Dunwich”(1929), “El
caso de Charles Dexter Ward”(1927-1928), “El que susurra en la oscuridad”(1931),
y un largo etcétera con olor a pescado.
Hablar de HP Lovecraft es hablar de genialidad y todas las
asperezas que conlleva. Genio reconocido y autor de obras tan impresionantes
como “En las montañas de la Locura” o el “Horror de Dunwich”, nos dice que era
un hombre de gran imaginación y creador de un culto esotérico al mismo tiempo
que lo transformaba en una mitología propia que creó alrededor. Y no es otra
cosa, que los famosos y enriquecedores “Mitos de Cthulhu”, con la posterior
colaboración de algunos autores. Señoras
y señores, nació el horror cósmico.
El cosmicismo.
Se separó así de la clara literatura de satánica, de
fantasmas, incorporando una nueva dimensión de razas alienígenas, viajes en el
tiempo, otras dimensiones, dioses
cósmicos, y toda una serie de entramado mitológico que se engarza con el
tiempo y la fragilidad humana. Porque, no sé si lo sabréis, pero todos los
personajes en algunas de sus novelas cortas o cuentos, acaban en la más
absoluta locura y que no son nada comparados con la inmensidad y los Dioses del
cosmos como denominador común en la operación de esa gran diferencia en su
magnitud de comparación.
¿Y cómo encaja todo esto con el autor que hay detrás de
semejante obra? Pues con un toque burgués que se nota en los personajes de sus
obras. Se podría decir que de esa pequeña burguesía, algunos de ellos, eran
aristócratas y de alta cuna. Era un gran
elitista. ¿Y su familia?
Perdió a su padre murió cuando era muy pequeño. Un
comerciante inglés. A raíz de esto, su madre le sobreprotegía haciendo que no
se relacionara con gente inferior. De hecho, muchos de los cursos escolares que
cursaba los hizo desde casa-tenía tendencia a episodios depresivos, con euforia
maníaca-, asociado a una constitución débil. Siempre decía: “desde la ventana
de mi habitación, imaginaba mundos horrendos e inmensos”, “no me relacionaba
con gente de mi misma clase por problemas de mi débil constitución” “Otros eran
muy distintos a mí y mis orígenes”.
Era el Hope High School del que asistiría con irregularidad
para abandonar los estudios y vivir con su madre.
En 1921 la madre de Lovecraft, muere. Una puritana,
ultraconservadora. Esto le afectó profundamente. Tanto, como la posible muerte
de su padre por un colapso mental-hecho que nunca quedó del todo claro, algunas
fuentes lo asocian a una enfermedad genética, pues padecía esquizofrenia y
demencia-; su madre, tuvo que ser ingresada en un centro de salud mental por
problemas de una demencia precoz también, lo que por aquel entonces se
denominaba un sanatorio. ¿Cuál fue la
solución a semejantes reveses de la vida? Irse a vivir con sus tías. La única
familia cercana que le quedaba. En ese período, Lovecraft, aunado con su
infancia, dijo: “no he podido superar del todo la muerte de mis padres”. “La de mi madre me afecto
profundamente”. Mucho más, seguramente, que sus dificultades en áreas como la
matemática y la geometría; especialidades de las que siempre diría que tuvo que
perfeccionarse y que se le escapaban del comprender del todo.
Más tarde la vida le sonrió. Conoció a Sonia Greene hija de
inmigrantes judíos procedentes de Ucrania en una convención de escritores
aficionados en Boston. Con quien contrajo matrimonio y se mudo a Nueva York, a
Brooklyn. Era siete años mayor que él. Esto supuso una breve temporada de
tranquilidad y sosiego, pero por culpa del escritor y sus fobias y
manías(además de su marcado racismo y acusado de vagancia), acabó por hacer
fracasar su matrimonio. Que es más de lo que él esperaría y de lo que ella
estaría dispuesta a tolerar.
Hablando de su vagancia y su racismo.
En Nueva York crecería su racismo todavía más a la
neoyorkina, hasta el punto de verlos como seres inferiores, sapos, seres
abominables de los que un “aristócrata” debería evitar el relacionarse a toda
costa por su pestilencia y el “obrar de raza”. Por cierto: la ciudad y toda su
actividad, era para él igual que una cloaca. Sin contar la escasa actividad de
buscar empleo y las dificultades que tenía para conseguirlo sin buscarlo
realmente. Soñaba con dedicarse por completo a la escritura y su obra y no
entendía la ciudad y su obrar, ni él se veía en semejante lugar.
Aquí, tras no encontrar trabajo y de los cambios
insuficientes de Sonia Greene de cambiarlo, acaban del todo en la ruptura del
matrimonio(llegó a comentar que era un vago y un escritor que moriría solo y
con un futuro de penurias por su falta de adaptación a los trabajos que le
ofrecía la ciudad de Nueva York) y decide volverse con sus tías.
Y hay que hablar de la ruptura del matrimonio.
Sonia no estaba
dispuesta ni para Lovecraft ni para nadie en esas circunstancias. La
personalidad de Lovecraft y la ciudad sería una lucha interminable de la que,
Sonia, no podría reconciliar con su amor y dedicación. El matrimonió duró: del
1924 al 1926.
Lovecraft lo acepta y decide dedicarse a escribir.
En Nueva York se carteaba con autores de la talla, tales
como: Robert Bloch(psicosis), Robert E Howard(Conan el bárbaro), Clark Asthon
Smith(The Last incantation), entre otros, del famoso “Círculo de Lovecraft”.
Muchos de ellos reconocieron que el contacto con Lovecraft les enriqueció, les
sirvió de inspiración y que fue algo más que una simple colaboración desinteresada.
Y es que si algo tiene Lovecraft, es el
miedo…, el miedo a lo desconocido,
diría cualquier lector que se acerca en gran parte de su producción literaria.
En ese espacio de tiempo trabajó como escritor fantasma,
recibió una escasa herencia de la muerte de su abuelo Whipple Van Buren
Phillips(de la cual se dilapidó toda la herencia al mismo tiempo de trabajar
como ghostwriter se dice que lo fue del mismo Houdini), y se aislaba cada vez
más: siempre mencionaba la inmensa soledad y la frustración de trabajar para
otros sin poder mantenerse de ello y la escasa herencia familiar, en su
monumental correspondencia epistolar. Escribió unas cien mil de cartas, y
publicó varias de sus obras en algunas revistas pulp. La archiconocida, “Weird
Tales”. La primera de ellas fue un cuento tan impactante como impresionante: “Dagón”.
Con el mar y los dioses cósmicos de
telón de fondo.
Decir que aprendió mucho de la biblioteca de su abuelo,
además de mantener una gran relación con él antes de su fallecimiento que
sintió muchísimo. A partir de su formación intelectual se acabó creyendo un
aristócrata inglés y teniendo una gran aversión y odio a partes iguales a los
inmigrantes. Esa biblioteca lo volvió un erudito con aires de caballero
Victoriano.
A raíz de sus dolencias físicas no toleraba temperaturas
inferiores a los 20ºC.
También cultivó la poesía, el ensayo, la narrativa corta, el
cuento, la literatura monumental en formato epistolar entre sus colegas de
mitología, que mil de ellas, fueron publicadas en Arkham House, la editorial
fundada por dos de sus colaboradores: August Derleth y Donald Wandrei.
Muere en 1937 en la más absoluta pobreza, recluido y siendo
un completo misántropo, misógino, con gran aversión al pescado, y con unas
fantasías oníricas que rayaban la locura, debido a su reclusión y su mundo de
fantasía y gran imaginación poblada de pesadillas mitológicas; pues Lovecraft,
estaba convencido de que esos seres superiores, existían de verdad y no había
más mundo más allá de ellos.
Fallece a causa de un cáncer intestinal. Lo entierran en el
Swan Point Cementery.
Paradójicamente en su epitafio, dice: “Soy Providence”.
Está considerado un genio de la literatura de terror,
creador de su propia mitología, el más influyente del siglo XX en la creación
del terror cósmico. También un misógino y misántropo declarado, además de ser
una de las personas con una fuerte tendencia al racismo.
Se presume que toda la literatura moderna(Stephen King
lo dijo “Lovecraft es el gran maestro
del que todos bebemos a la hora de nuestras narraciones”) se nutre de las obras
de Lovecraft, y si nos fijamos en el gigante de Providence, mucho del cine de
terror(por no decir todo) se inspira en las obras, ideas, y corriente narrativa
de Lovecraft.
Como él mismo diría: “nuestro mayor miedo, es ese miedo a lo
enorme, a lo inefable, en resumidas cuentas, a lo desconocido”.
Tal vez sus lectores deberíamos decir las palabras del árabe
loco Abdul Alhazred tras soñar con la ciudad sin nombre:
“No está muerto lo que
yace eternamente. Y con el paso de los extraños eones, hasta la muerte puede
morir”.
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