LA OTRA CARA DE LA SOLEDAD
Es común que la soledad sea vista
como algo negativo y perjudicial. Esto es así porque se asocia con la tristeza,
la depresión y la desesperación. Sin embargo, la soledad tiene una cara
positiva necesaria para el crecimiento personal, que en numerosas ocasiones
pasa desapercibida. Se suele identificar esta cara negativa como universal por
lo que existe en torno a este concepto.
Deberíamos preguntarnos: ¿por
qué, en general se rehúye de la soledad? La respuesta es que son muy pocos los
que encuentran compañía con ellos mismos. La soledad es la mejor vía que nos
acerca a nosotros mismos. Únicamente, cuando estamos solos, con nuestros
pensamientos y emociones somos capaces de conocernos un poco mejor y de saber
apreciar nuestra compañía.
INTROSPECCIÓN
Cuando estamos con otras personas
nos centramos más en su presencia y en el tema de conversación o sobre lo que
estamos conversando. De esta manera pasamos por alto muchas cosas que nos pasan
desapercibidas que si estuviéramos solos. Cuándo estamos solos, observamos
mucho más a nuestro alrededor, nos centramos más en los pequeños y reveladores
detalles. Detalles como países, algo que se dijo, otras personas, elementos, y
un largo etcétera.
Aprender a convivir con uno mismo
y con su introspección es un ejercicio muy importante para conocerse como
persona. Saber disfrutar de nuestra soledad y de la introspección y de la única
compañía de nuestro yo fortalece nuestra autoestima. También nos enseña a
respetarnos a nosotros mismos.
Uno debe conocerse a sí mismo.
Porque, aunque esto no sirva para conocer la verdad, al menos es útil como
regla de vida, y por tanto, nos aporta conocimiento.
Estar solos también nos permite
poner los problemas en perspectiva y analizar con detenimiento lo que nos hace
felices y lo que nos disgusta. Es un paso fundamental para entender nuestras
emociones, sentimientos y actitudes, pero también los de los demás. Algo que
nos ayudará a mejorar las relaciones interpersonales y la empatía.
Ya que, si no sabemos poblar nuestra
soledad, tampoco se sabrá estar sólo en una multitud atareada. Hay que aprender
a dominar la soledad, no que la soledad nos domine a nosotros. Es, sabiduría,
pasar momentos en soledad, conocernos a nosotros mismos y separarnos, de vez en
cuando, del bullicio que supone la compañía constante. De este modo, nos
fortalecemos como personas y crecemos como individuos.
LA CREATIVIDAD
La creatividad es algo que se
desarrolla principalmente cuando se está en soledad. Hay que pasar tiempo en
soledad para trabajar y explotar la creatividad y mejorar el talento personal.
Un escritor que no pase tiempo en soledad, difícilmente podrá trabajar su
talento literario y, en consecuencia, no podrá desarrollar ningún libro. El
proceso creativo se desarrolla sin ningún tipo de compañía. Sin embargo y en
contraposición, hay personas que son creativas en compañía: trabajando en
grupo, con su pareja, amigos o familiares. Y, es que, nuestro talento es
aquello que se cultiva en soledad, y posteriormente, nuestro carácter, en las
oleadas tempestuosas del mundo. Como podemos ver, es un sano ejercicio
intelectual el pasar tiempo en soledad con nosotros mismos.
En el otro lado, está la cara
negativa, que pueden llegar a ser muy grave y perjudicial, pudiendo llegar a
entrañar peligro en el desarrollo normal del individuo. La soledad tiene sus
ventajas, pero también sus inconvenientes; por tanto, hay que aprender a
tolerar dicha soledad.
La soledad es beneficiosa cuando
es voluntaria y tiene carácter temporal. Permite reflexionar con calma,
conocerse, descubrir fortalezas y mejorar actitudes, además, de favorecer el
trabajo artístico. Sin embargo, no hay que dejar que la soledad se apodere de
nuestra vida ni aislarse continuamente por no ser conveniente para nuestra
salud mental.
Hay que saber beneficiarse de la
soledad y que no sea ella la que se beneficie de nosotros en nuestro
inconveniente y que nos perjudique de cualquiera de las formas.