EL AISLAMIENTO
El
aislamiento es definido desde el psicoanálisis como un mecanismo de defensa
ante la neurosis obsesiva. Consiste en aislar una manera determinada de
comportarse, un pensamiento, una idea, una relación o cualquier conexión en el
pensamiento que se vive como peligrosa y de miedos infundados.
En los casos
más graves se llega a la ruptura de la realidad y del desenvolvimiento normal
del individuo en su vida diaria. Los tipos de aislamientos y sus
manifestaciones van desde las pausas en el pensamiento, fórmulas hechas,
rituales(físicos o imaginarios), todo ello para que produzca una ruptura en la
sucesión temporal de los pensamientos o actos.
Un tipo de
aislamiento sería el de tipo afectivo. El individuo afronta conflictos
emocionales, ante amenazas internas o externas, separando las ideas de los
pensamientos que van trasladando por asociatividad a su contenido, acción y
forma. Se hace una separación general de lo afectivo con lo cognoscitivo,
aunque en el pensar siempre haya una serie de traza o estela de esa afectividad
de la que se pretende huir o maquillar a toda costa. Se podría decir que al
pensar, idear, asociar o relacionar lo afectivo en algo distinto siempre tendrá
parte nuclear de lo afectivo; y que al amar, se amará y se pensará sobre lo que
se ama como una parte de lo amado.
Hay que
cuidar nuestra salud mental ante este tipo de aislamiento y ante el aislarse en
sí y nuestra dificultad para relacionarnos con los demás, de manera general. Porque,
de algunos de ellos se derivan o se relacionan otros tipos de aislamiento que
nos afectan en nuestra vida diaria y crecen en magnitud. Por ejemplo: el
aislamiento social.
Como
especie, somos seres sociales. Y el tipo de aislamiento social puede ser por
parte de una persona con el mundo y su entorno, o que la sociedad lo excluya
por determinados comportamientos censurados y excluyentes entre sí.
Generalmente, y cada caso es un caso, se dan en personas con carácter
problemáticos en la vida social en común; a otros hechos derivados, como la
dificultad para hacer amigos; rasgos decrecientes de su personalidad, como la
timidez. Todo esto trae a nuestra consciencia sentimientos y sensaciones de
aislamiento.
Este tipo de
personas suelen tener un sentimiento de valoración muy bajo. Se infravaloran.
Aparecen en ellos con mucha facilidad un sentimiento de inferioridad ante los
demás; son tímidas o temerosas a actos en público o en privado ante un grupo
pequeño de personas e incluso en sus relaciones de pareja.
Poseen baja
autoestima.
Sus
pensamientos siempre van en la misma dirección: no gusto a los demás, no soy lo
suficientemente bueno, no destaco, no lo conseguiré, no soy apto, no pudo
hacerlo, y todo ello abocado a una carencia de algo que los otros, en su
pensamiento, sí tienen y en su justa medida o en exceso, por comparación
consigo mismo.
Todo esto le
lleva a la persona a alejarse de manera involuntaria. Suelen ser juicios
negativos sobre su persona, e inconscientemente dirigidos a autoexcluirse,
retrotraerse y quedarse en la más absoluta soledad posible o con un grupo de
personas que lo aceptan tal y como es y no dejan en “evidencia” sus “sentimientos
de inferioridad e infravaloración”. Esto le lleva a quedarse en su zona de
confort y no sociabilizar con los demás. Derivado de un juicio, que en rasgos
generales, suele ser subjetivo con su zona de confort y las personas de su
entorno más cercanos que les acepten: la familia, amigos del mismo rasgo de
personalidad y caracteres.
Todo esto se
puede dar en cualquier etapa de la vida. Desde la niñez, hasta la vejez.
Cualquier etapa de su vida puede verse afectada. Aquí, hay que hacer una
distinción: están los que son tímidos, retraídos, o con tendencia a aislarse
porque son así y los que se aíslan por un hecho traumático. Condiciones de
abusos en la infancia, condiciones de crianza anormales, haber sufrido maltrato
de algún tipo: bullying, acoso moral, ciberacoso, malostratos, hechos muy
traumáticos que no se han podido superar. Además, estaría la sobreprotección de
los padres como timidez de carácter que le impidió relacionarse con gente de su
edad.
Hay que
destacar que la timidez de personalidad también puede venir subyacentes de un
accidente médico o de cualquier minusvalía o incapacidad física, mental o
psicológica. Algo que les imposibilite salir, relacionarse con los demás de
manera sana y tolerante, obligándoles a apartarse de los demás y de las
actividades normales que vengan desempeñando: trabajar, salir, practicar
deporte. Este tipo de personas que se
aíslan por un problema médico derivado del nacimiento o de un accidente,
desarrollan este tipo de problemas psicológicos, de comportamiento y
determinados trastornos de personalidad por su incapacidad para llevar a cabo
una vida sana y de plenitud.
Y es que el
aislamiento social se vive como una fuerza que no te permite ir más allá de
unas posibilidades que de ser reales por una incapacidad física no puedes
realizar, y las que son de carácter y de personalidad sin traumas, porque son
así. Los traumáticos también lo vivirían y se podría considerar como un tipo de
incapacidad psicológica al respecto que, lejos de ser una evidencia física por
algún tipo de accidente médico o nacimiento, lo han vivido por heridas
emocionales y psicológicas que no han sanado.
En algún
momento de nuestras vidas hemos sentido
la necesidad de estar solos. De tener nuestro espacio, de vivir al margen
durante una temporada, y nos alejamos en consecuencia de quiénes nos rodean. Es
algo totalmente normal.
El problema
viene cuando todo se traslada a la vida normal y se hace un hábito, más que
algo puntual y de cierto interés personal. Cuando dejamos de mantener todo tipo
de relación con el exterior es cuando debemos de empezar a preocuparnos si se
hace de manera ilimitada.
Esa
situación merece nuestra atención. Ya que estamos ante un estado de aislamiento
social.
Porque, aquí viene una palabra que levanta asperezas: depresión. Este
tipo de personas, también se aíslan de manera involuntaria aunque lo hagan de forma
voluntaria, debido, a una enfermedad psicológica y mental.
Esta
enfermedad imposibilita la relación normal con los otros, y hace, que los
sentimientos de infravaloración, timidez, pena, nostalgia y sensación de
aislamiento sea visto como algo “normal”. La falta de seguridad y de
autoestima, que la tienen muy baja, hacen que se aíslen y no puedan superar las
condiciones de barrera de su aislamiento.
Además, de acercarse o verse seducidos por personajes con trastornos
mentales similares al suyo o que sufran estas condiciones de aislamiento.
Desarrollan problemas de aprendizaje, problemas de relaciones sociales,
problemas de atención, y en la toma de decisiones. Tanto los que padecen y
sufren la depresión, como los que se aíslan por incapacidades físicas y
mentales de un accidente o por nacimiento a nivel médico, como los que son así
de personalidad por traumas en la infancia o por traumas en el desarrollo de su
vida diaria.
Esto se debe
a que nuestro cerebro necesita los estímulos adecuados del entorno. Si no los
recibe, cae en una curva decreciente que facilita la depresión, además de
nuestra autoestima. Es muy fácil, de esta manera verse envuelto en una
situación de aislamiento social.
Los consejos
para salir de esta situación, en el caso de que no sea necesaria la ayuda de un
profesional, son reanudar o activar los círculos sociales en los que la persona
se sienta cómoda y de manera gratificante para su ánimo. Es básico el abrirse a
nuevas experiencias, salir de la zona de confort, tener gente adecuada, que te
pongas metas, situaciones nuevas y que experimentes la soledad de manera
esporádica si no puedes evitarlo.
Experiencias
que obliguen a salir de casa, a interaccionar con otras personas y que rompan
ese aislamiento social, a pesar de que los principios sean complicados. Puede
parecer complicado al principio y que resulte difícil o que no haya ningún tipo
de estímulo; sin embargo, cuando salgas de la zona de confort y rompas ese
aislamiento te sentirás mejor contigo mismo y con lo que te rodea. Si eres
tímido, estás en depresión o eres también antisocial, la baja autoestima y la
depresión o estos rasgos de carácter y personalidad te harán sentir mal, pero
es parte de un proceso que ayuda a romper el confinamiento del aislamiento
social.
El
aislamiento social es un círculo vicioso de aislarse y no salir de todo aquello
que nos aisla de la sociedad y de relacionarnos con nuestros semejantes.
Querrás evitar el contacto, el estar solo te hará sentir mejor, pero es un
proceso tóxico que te evita de hacer que salgas de ese aislamiento.
Ese tipo de
aislamiento social puede ser la motivación de algo más profundo en nuestra personalidad.
Hay que indagar para saberlo de una manera más clara. Para disfrutar de tu vida
y ser feliz. Todos nosotros tenemos la necesidad social de interactuar y
relacionarnos con los demás. Averígualo: ¿me aislo por timidez? ¿por vergüenza?
¿por inseguridad? ¿por una discapacidad
física o mental? Todo ello es fruto de los pensamientos que están
haciéndose en nuestra mente, además de experiencias pasadas que hemos vivido y
que nos hemos creído como irrefutables.
Otra
variante sería la tecnología en el aislamiento. La tecnología facilita el
aislamiento extremo ya que la barrera con el otro se difumina y aparece el
elemento tecnológico. Gracias a todo ello, el aislamiento social se puede
producir para casi todo: comprar, ver una película, salir de casa, ir a un
concierto… se puede hacer todo a golpe de click.
Pero todo
esto no es positivo. La tecnología se puede usar adecuadamente, pero su
magnitud nos ha hecho que nos aislamos de una manera colectiva. Además de
radicalizarse en los tipos de personas que se aíslan de manera natural.
El
aislamiento social deja de lado al mundo y a los otros. Es una manera de
desconectar para algunos no de manera temporal, sino de una manera generalizada
como entender la vida y vivir sus vidas de ese modo. No quieren relacionarse,
no se relación con el otro, evitan situaciones que les lleven a relacionarse
más.
Tienen miedo de presentarse al otro; se deprimen, y dejan de lado todo
aquello que les posibilite una mejor calidad de vida.
Así pues,
evitar el aislamiento social de manera generalizada en nuestras vidas es una
manera saludable de vivir. Cuida tu salud mental con hábitos, prácticas y
metodologías que eviten el aislamiento social o lo reduzcan todo lo posible.