lunes, 30 de mayo de 2011

Para un ángel de ojos claros.

Largo tiempo atrás, te anduve buscando,

y numerosos días, con sus luces y sus noches

por no encontrarte,

me estuve lamentado.

Muchas flores de fragancias engañosas

me atrajeron con su cántico de palabras sedosas;

más me equivoqué, al pensar que eran sinceras;

pues tan sólo querían un amor cualquiera

pasajero,

conformista,

disfrazado de amatista… cuando se mostraron como rocas rotas…

¿dime, ángel precioso de ojos claros, qué hago con un amor sin dueño?

Esperaré, a que el novicio reclamo de tu aprobación

haga el resto.

Siento tu dolor en una frase en mí,

siento, la profundidad de tus ojos cálidos y esmeraldas en mi alma

que por fin, ha encontrado su nombre en una mujer que amar,

¿no entiendes que, es más fuerte un latido de amor, que una herida?

Ven, ángel de ojos claros,

no tengas miedo;

curaré esa herida

con un beso,

con comprensión,

con espera,

con las alas recuperadas que un día te hubieran quitado,

con amor;

por ti,

ahora y siempre

vuelo henchido de tu elixir inmortal,

puro

y, por amarte cómo te mereces,

estoy dispuesto

sin ningún esfuerzo,

a comprenderte.

Amarte con conocerte una vez,

es más grande

que haber amado a más de mil que prometieron un querer

que nunca,

paso de los límites de su propia felicidad;

por ti

ángel de ojos claros,

volaría en tus pensamientos

si con uno sólo

me dijera, que es tu felicidad.

Si mi vida es suficiente

para hacerte reír en un amor latente

al menos,

ha merecido la pena conocerte y,

vivir, en un amor separado,

de una fuerza, que ya supera mi razón.

Amándote todos los días,

me doy cuenta,

que mi mundo

y en el que vivimos todos,

por un solo día de amor

renovado todos los días,

todo ha cambiado.

Ángel de ojos claros,

cambiaste la casa de mi alma,

que por amar

vive en mí,

esta gran aventura

surcando el mar,

de garita en garita

con tu mismo nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario